jueves, 28 de febrero de 2008

Falta

Monumento a la incomprensión de un puñado de ladrillos

Falta tiempo en los números
el talón sobre una huella
falta silencio al otro lado de la caja,
falta el suelo inactivo por los pétalos de una duda
el roce a la vuelta
el aliento en la mandíbula de un perro,
falta esqueleto a la piel
grito a la pupila
la mitad de la víscera en la palma de una mano,
falta cielo
la punta de una estatua
la parte de arriba de la respiración...
falta
nada.

lunes, 18 de febrero de 2008

Discurso de Eva (Carilda Oliver Labra)

Transcribo íntegro este poema intemporal, de una mujer que ha sabido decir con femenina genialidad lo que muchas hemos callado, espero que lo disfrutéis.

Hoy te saludo brutalmente:
como un golpe de tos
o una patada.
¿Dónde te metes,
a dónde huyes con tu caja loca
de corazones,
con el reguero de pólvora que tienes?
¿Dónde vives:
en la fosa en que caen todos los sueños
o en esa telaraña donde cuelgan
los huérfanos de padre?
Te extraño,
¿sabes?
como a mí misma
o a los milagros que no pasan.
Te extraño,
¿sabes?
Quisiera persuadirte no sé de qué alegría,
de qué cosa imprudente.
¿Cuándo vas a venir?
Tengo una prisa por jugar a nada,
por decirte "mi vida"
y que los truenos nos humillen
y las naranjas palidezcan en tu mano.
Tengo unas ganas de mirarte al fondo
y hallar velos
y humo,
que, al fin, parece de llama.
De verdad que te quiero,
pero inocentemente,
como la bruja clara donde pienso.
De verdad que no te quiero,
pero inocentemente,
como el ángel embaucado que soy.
Te quiero, no te quiero.
Sortearemos estas palabras
y una que triunfe será la mentirosa.
Amor...
(¿Qué digo? estoy equivocada,
aquí quise poner que ya te odio.)
¿Por qué no vienes?
¿Cómo es posible
que me dejes pasar sin compromiso con el futuro?
¿Cómo es posible que seas austral
y paranoico
y renuncies a mí?
Estarás leyendo los periódicos
o cruzando
por la muerte
y la vida.
Estarás con tus problemas de acústica y de ingle,
inerte,
desgraciado,
entreteniéndote en una aspiración del luto.
Y yo que te deshielo,
que te insulto,
que te traigo un jacinto desplomado;
yo que te apruebo la melancolía;
yo que te convoco
a las sales del cielo,
yo que te zurzo:
¿qué?
¿Cuándo vas a matarme a salivazos,
héroe?
¿Cuándo vas a molerme otra vez bajo la lluvia?
¿Cuándo?
¿Cuándo vas a llamarme pajarito
y puta?
¿Cuándo vas a maldecirme?
¿Cuándo?
Mira que pasa el tiempo,
el tiempo,
el tiempo,
y ya no se me aparecen ni los duendes,
y ya no entiendo los paraguas,
y cada vez soy más sincera,
augusta...
Si te demoras,
si se te hace un nudo y no me encuentras,
vas a quedarte ciego;
si no vuelves ahora: infame, imbécil, torpe, idiota,
voy a llamarme nunca.
Ayer soñe que mientras nos besábamos
había sonado un tiro
y que ninguno de los dos soltamos la esperanza.
Éste es un amor
de nadie;
lo encontramos perdido,
náufrago,
en la calle.
Entre tú y yo lo recogimos para ampararlo.
Por eso, cuando nos mordemos,
de noche,
tengo como un miedo de madre a quien dejaste sola.
Pero no importa,
bésame,
otra vez y otra vez
para encontrarme.
Ajústate a mi cintura,
vuelve;
sé mi animal,
muéveme.
Destilaré la vida que me sobra,
los niños condenados.
Dormiremos como homicidas que se salvan
atados por una flor incomparable.
Y a la mañana siguiente cuando cante el gallo
seremos la naturaleza
y me pareceré a tus hijos en la cama.
Vuelve, vuelve.
Atraviésame a rayos.
Hazme otra vez una llave turca.
Pondremos el tocadiscos para siempre.
Ven con tu nuca de infiel,
con tu pedrada.
Júrame que no estoy muerta.
Te prometo, amor mío, la manzana.

viernes, 15 de febrero de 2008

Insomnio

Mejilla derecha sobre párpado abierto,
espalda del ausente
entonando canción de cuna para un adulto
que recuenta listas de muertos y de lluvia tras el cristal,
y no se secan esta noche las estrellas,
y las ruedas salpican en la frente cada cuatro segundos
al que tumbado sobre mejilla sobre párpado derecho entreabierto
no duerme,
respira.

Colchón del insomne,
borregos enredados en las telarañas de un reloj
de paredes entre sábanas a oscuras,
y sólo arropa una luz en la ventana
una cortina sobre el neumático ahogando el último ladrido.

Urbe,
noche,
espejos sin reflejo...

jueves, 14 de febrero de 2008

El día del Mercado

¿Te has quedado sin ideas?

Pasa ...
aquí encontrarás el regalo más acertado,
logos on line,
rebajas en artículos sorprendentes
y envío directo de oro,
poesías adulteradas,
tarjetas musicales,
flores virtuales y test de reconciliación,
horóscopos y piropos por el orden alfabético.

Total discreción.

Regalos originales,
excitantes,
únicos,
bálsamos mágicos para corazones heridos
cornamentas descubiertas
y listados de excusas para encontrar perdón,
buena suerte...

Y a las doce
tómbola en el chat,
envíe en SMS "SANVALOVE" al 334
y gana un intercambio de pareja
sin coste adicional.

Bienvenido a San Valentín, Día oficial del Mercado.

lunes, 11 de febrero de 2008

Loredhi y las fechas

Loredhi odia odiar, pero algunas veces no puede evitarlo.

Se acerca el día de San Valentín, y Loredhi ya ha visto corazones rojos con cintas del mismo color adornando los escaparates. A Loredhi le parece bien que un santo se llame Valentín, aunque no le gusta el nombre, pero lo que le fastidia hasta el grado extremo es que se nos quiera meter con calzador y por detrás el amor.

Loredhi conoce muchos corazones pero más bien rotos. Además se los imagina granates y morados y asquerosos, y no rojos y de terciopelo, y le parece patético que nos movamos como marionetas al ritmo de las fechas. Porque al final, ¿qué queda?, una descripción, un código, una foto... y la posibilidad de tapar con un corazón rojo la mierda. Nada más que eso.

Y lo que más odia odiar Loredhi es saber que ella, en el fondo, fijo que es del club de las marionetas.

viernes, 8 de febrero de 2008

Vuelo

"... sueña que un hombre de lejos
de cerca te besa..." Paloma Ángel

Ha volado una gaviota
sobre la azotea salpicada de sol,
ha volado esta tarde una gaviota luz
dos alas sumergiendo el azul en la memoria
de las sienes mudas,
ha volado el ala de gaviota entre cal
blancas alas rotas sobre techo agónico
de labios esperando al hombre
que de lejos de cerca besa.

Ha volado la gaviota en sueños
y una azotea salpicada de sol,
la estampida de murciélagos ha volado hoy
sobre una frente de mujer dormida.

lunes, 4 de febrero de 2008

Del grupo Normal

Loredhi nunca tuvo anécdotas demasiado interesantes para contar, ni destacó en la clase por popular, ni por líder ni por nada, solamente un poco por dar por el saco a alguna profesora en particular. Loredhi no fue la atrevida ni la estudiosa, ni tampoco la guapa ni la alta ni la buena deportista. A Loredhi le daba tremenda vergüenza cantar sin soledad y recuerda que le pusieron unas gafas terribles en quinto de básica que muy pronto perdió adrede para no tenerlas que llevar.

La vida de Loredhi podría clasificarse como que fue del grupo Normal.

Loredhi se crió entre chicos y también entre mujeres mayores, por eso entiende más o menos a los hombres y por eso le dan pena las señoras de más de cincuenta. Loredhi odiaba el color rosa, los diminutivos, las niñas rubias, los lazos, cualquier tipo de vestido y los calzados que no fueran deportivos. Pedía muñecas sólo por fastidiar, y después las abandonaba en un rincón y olvidaba vestirlas de nuevo o pasarles el cepillo por aquel pelo tan raro.

Loredhi fue cuidadosa hasta que comprobó la poca utilidad del orden, fue soñadora hasta que comenzó el insomnio, estudió música hasta que se aburrió de la constancia y deseó tener un perro hasta que se independizó.

Loredhi siempre fue una tímida disimulada y una aspirante a eterna vagabunda, a caminar mirando al suelo por el camino de tierra y a patear las piedras una por una, respirando muy hondo y soplando hacia los ojos para no tener nunca que mostrar a nadie que sabe llorar. Porque eso es de diminutivos, de vestidos, de lazo y de niña. Y Loredhi siempre quiso ser todo menos eso.

sábado, 2 de febrero de 2008

Paralelo

Y no es que camine en paralelo a algo, es que su andar es paralelo.
Paralelo y hacia el fondo.

Loredhi sale de rebajas para no comprar, discurre entre la risa floja y el infierno durante varios momentos del día, no sabe calcular el número de frío que ha pasado hoy y cuánto hace que vio la última película más emocionante.

Loredhi trabaja en un frenopático del centro de la ciudad y come un plátano al día, por el magnesio, odia los pelos cardados y el maquillaje de madre de comunión. Usa dos animales domésticos, un periquito de ascendencia madrileño y enamorado de sí mismo y una ratona autista, ambos solteros, Loredhi les pone su ración de comida diaria y mientras lo hace se debate entre el cariño y la pereza que le dan.

Loredhi sigue teniendo unas zapatillas verdes con letras rojas y ganas de caminar, de caminar aunque sea en paralelo.