miércoles, 23 de abril de 2008

Fine


Loredhi dice fine. Un fine que nunca llegará a ser ni la mitad de la mitad de emotivo que fue aquel Fine de la película hecha completa de besos en blanco y negro, y un hombre con su miseria entre las manos hundiéndose en la butaca. Fine que llega por obligación en cada etapa, en cada camino que se recorre sintiendo. Y Loredhi intentará coger lo bueno de lo que tiene alrededor, y lo menos malo de ella misma, y se colgará su bolso bandolera verde, aligerándolo de peso, y comenzará una nueva andadura. Esta vez no importará ni el color de las zapatillas, ni los pendientes que cuelgan, ni que el pelo esté tan cortito, esta vez Loredhi buscará piedras, y alguna flor que huela…

Loredhi dice fine. Y quizá lo haga porque necesita poner un nombre a aquella mujer triste que esta mañana cruzó por delante de su coche sin mirar, ponerle un nombre y verla marchar en silencio una día de primavera… Ahí va, con diecisiete kilos de melancolía dentro de tres bolsas de mercadona. Atiborrando los minutos de tristeza. Quizá Loredhi con un solo paso se sienta con fuerzas para hablar de ella, o quizá necesite toda una vida. Poco importa el tiempo, importa la primera pisada que siempre vendrá detrás de un fine, un fine que hoy Loredhi dice, y que jamás llegará a ser ni la mitad de la mitad de emotivo que aquel que cerraba la película hecha completa de besos en blanco y negro.

sábado, 19 de abril de 2008

Búsqueda

"Busco en la orilla de un catre una ilusión...". Pablo Camus.

Busco la cicatriz que luce un alma
el arranque a los suspiros que no dejan vivir,
busco entre las telarañas de mi techo
una luna blanca y redonda
fría y de cristal quebrado sobre la palma de mi mano.
Busco la voluntad la palabra,
el gesto preciso que arrope a una sombra
en la planicie de un pecho
abierto en dos.
Busco la cadena de plata
un cenicero verde botella cobijando la última calada del sirviente,
el claroscuro de un tapiz de equinos,
el cabalgar sobre una sonrisa impresa en la cara
sobre el baile blasfemo
alborotando escuelas viejas.
Busco en cada caricia
la estructura para un esqueleto a reventar,
las últimas gotas de una estrella sin alas.

Busco la siguiente mitad que descansa sobre el fondo de mi talón izquierdo.

lunes, 7 de abril de 2008

Lejanía

No es posible haber perdido la grava de los bolsillos
no tener un cementerio de animales,
un cielo y no es posible una mano cruzando
pasos de cavernícolas urbanos hacia el suicidio,
no es posible haber perdido la costumbre de sacar los piojos al pelo.

No es posible caminar si contar las suturas,
cemento es lava bajo el blanco del paso de cebra,
no es posible olvidar que hay grasa bajo los cuerpos,
callar cuando se quiere hablar
no espiar tras los zapatos rojos y una puerta,
no es posible dejar
de caminar descalzos
y hacer las cosas una sola vez,
no es posible mirar cuando es posible construir
palacios tristes dentro de una habitación

jueves, 3 de abril de 2008

Espiral

El puño aprieta la amígdala derecha y luego la izquierda y tropieza con el fuelle de la voz. No hay voz. No hay música. No hay nada en la cabeza susceptible de convertirse en piedra, tijera y papel. Siluetas de colores cruzan por el paso de cebra y un semáforo en intermitente naranja hace mirar. Sí, los ojos tal vez vean, pero sigue la poca luz, la cantinela descosida de la polución, la sed de una boca muda en una tienda de moda. La garganta es, y unas tenazas la aprietan. Agolpadas tras la tráquea, un puñado de palabras esperan ansiosas derramarse por el paladar...

Respira sola rociada de materiales interrogantes y nocivos, preguntas en el interior de un circo romano color albero. Capeando historias e histerias dejan traslucir los párpados de un pez que mira hacia arriba. Comiendo papeles en blanco. Y no se muere. Como mucho duele un golpe de mazo en el vientre, pero no se muere.

Tras la última parada unos ojos de mujer se enganchan a su sombra.