Son las ocho de la tarde del dos de enero, Loredhi sale de su casa en coche, quizá escapando del silencio que la mantuvo aislada en los últimos días.
Loredhi llega al parking de un centro comercial y baja una planta, dos plantas, y hasta la tercera, por una espiral que le recuerda a las hechuras de su cerebro.
Se fija que aparcó en la zona A. Porque Loredhi nunca se encuentra después en los garajes de los centros comerciales. Por eso se esfuerza en fijarse en este tipo de detalles. Esta vez zona A.
Se quita el ticket de la boca y lo mete en el bolsillo trasero del vaquero, como hace siempre, porque si entra el ticket en el bolso de Loredhi está condenado al extravío y ella lo sabe, y por eso siempre lo guarda en el bolsillo trasero de su vaquero.
Sube por las escaleras mecánicas.
En el primer sótano se comienza a escuchar un villancico por el hilo musical.
Loredhi a veces siente miedo de salir cuando pasa mucho tiempo encerrada, pero hoy decidió hacerlo y mezclarse entre la gente, y eso hace años le hubiera costado más. Porque Loredhi es de carne y hueso y además antisocial.
Suben lentas las escaleras mecánicas y Loredhi fija su atención en unos calcetines de rayas de colores que se mueven ante ella. Los lleva una niña de unos once años que sonríe y mira hacia detrás, a sus padres, juguetona, mientras espera ansiosa que lleguen las escaleras arriba. Los calcetines de rayas de colores resaltan sobre unos mocasines gastados azul marino. A Loredhi le enternece ese detalle. Que no combinen. Ni los calcetines ni los zapatos. Ni tampoco el chaquetón con pelo en la capucha dos tallas más grande. Ni la diadema dorada. Ni la pulsera de bolas negras y blancas que asoma por su muñeca delgada... Ni siquiera su sonrisa franca, deformada por un corrector de dientes, combina con las caras de las demás personas. A Loredhi le enternece esa niña impaciente con diadema y pelo largo porque encuentra que es lo más bonito que esa tarde podrá encontrar en un centro comercial.
Y le entran ganas de abrazarla, porque le recuerda quizá a su hija... o quizá a lo poco que queda de ella misma en una moderna escalera del día dos de enero aparcado en la zona A.
Se llamaba Lydia, y Loredhi decidió después de verla que hoy iba a escribir sobre ella.
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8 comentarios:
Aps, ¿pero y cómo le adivinó el nombre? ¿No se habrá atrevido a preguntarle?
Debo informarle de que ya ha salido al merecado un dispositivo que ayuda a localizar los Picantus dentro de un mar de carrocerías multicolores en un parking público de dimensiones descomunales.
Yo hoy también estuve en un centro comercial y subí la escalera mecánica. Pero reconozco que no hubo nada recordable ni remarcable ni deplorable que relatar. Lo más habitual es que uno suba y un culo esté justo ante nuestras narices, subiendo antes que nosostros. Pero hoy ni eso.
También está la clásica escena de la persona que baja en sentido opuesto, y por fuerza las miradas se encuentran, y uno mantiene la mirada inquisidora de esa persona extraña durante esos diez segundos. Es una comunicación tácita, que más o menos quiere decir: Hola, yo estoy subiendo y tú estás bajando. Y ella al revés: hola, yo estoy bajando y tú estás subiendo. Jamás nos cogeremos de la mano ni nos besaremos. Incluso no nos veremos nunca más. Que te vaya bien.
Pero hace años iba una joven negrita en la escalera mecánica, y me impresionó tanto la textura de su piel, tan lisa, y su color, tan bruñida, tan brillante. Y la elegancia de su postura. En fin, que no sé si se llamaba Lydia también, pero nunca la olvidaré.
Espero que haya comprado unos buenos calcetines que le combinen con todo: lo más práctico es que combinen con los pedales del coche (antracita). Así es difícil equivocarse...
Feliz año! Un abrazo.
Me gusta descubrir un poco de mí en usted.
Porque ambas nos enamoramos de desconocidos y no podemos sino escribirles a ellos.
Sea feliz.
Es lo único que le pido.
Booo!!! aborrezco los centros comerciales...Me aturden, me marean, me dan vertigo...Igual es porque miro hacia todos lados.-
No viene a cuento pero me he acordado así de repente que hace mil cuando eras una teenager esta canción te gustaba:
http://es.youtube.com/watch?v=5p3PSBYMPR4
Ay!!! que viejos nos hemos hecho!!!
ja ja ja...
Perdóname no sé decirte
nada más pero tú comprende
que yo aún estoy en el camino.
Y siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en tí como ahora pienso."
Pero al contrario que Julia, lo más probable es que Lydia jamás sepa de este texto.
Sra. Loredhi,
Culo prometido es deuda.
¡Cómo envidio esa capacidad de poder plasmar las cosas de la vida normal en forma de poesía!
Ni se te ocurra ni por un momento dejar de hacerlo!!!
Sabes que soy una consumista adicta y nunca me habría planteado una visita a un centro comercial como tú lo has contado.
Y como yo no sé, utilizo a otros que sí saben para expresar lo que quiero decir: es una de mis poesías favoritas.
Desde una guardia aceptable (hasta este momento, 0:30h de la noche de Reyes) te envío esto para que sepas que siempre estás en mis pensamientos (y que desde ahora me debes un paseo poético por donde tú quieras). La distancia no es problema, lo importante es la calidad de los momentos que pasamos juntas. No nos echemos de menos, porque estamos ahí (¡uy qué cursi!)
Ahí va eso (UN BESO):
Táctica y estrategia
Mi táctica es mirarte aprender como sos quererte como sos. Mi táctica es hablarte y escucharte construir con palabras un puente indestructible. Mi táctica es quedarme en tu recuerdo no sé cómo ni sé con qué pretexto pero quedarme en vos. Mi táctica es ser franco y saber que sos franca y que no nos vendamos simulacros para que entre los dos no haya telón ni abismos. Mi estrategia es en cambio más profunda y más simple. Mi estrategia es que un día cualquiera no sé cómo ni sé con qué pretexto por fin me necesites. -Mario Benedetti
Ya, ya sé que mi comentario no tiene nada que ver con "Lydia", pero al decir johnny ingle lo de la joven negrita... me he lanzado (para que digas que nunca escribo)
BUENAS NOCHES!!!
Sr. Ingle,
Mmmmm, veo que me pretende destripar la historia... no, no puedo decir cómo supe que se llamaba Lydia. Demos rienda suelta a la imaginación: charle con ella? le invité a un helado? le compré unos calcetines que sí hacían conjunto? le choré la diadema y su padre me denunció?.....
El detector de pikantus me interesa, siempre que sirva también para exteriores, no solamente para parkings de centro comercial. Respecto a los calcetines, eso no, pero lo que sí me he comprado han sido unos mitones negros para conducir y fumar al tiempo, y que combinan a la perfección con el volante pikanteño.
Igualmente, Sr. Ingle.
Srta. Nüsh,
Es cierto, ambas nos enamoramos cada día de algo que nos hace removernos y escribir. No sé qué sería de nosotras en caso contrario. Sabe que le sigo.
Nicolás!!!
Anda que ya te vale... No puedo dar crédito que tengas esa memoria... Eso no se hace, canción y video clip no pueden ser más ochenteros, y lo peor de todo es que tienes razón...
Toni,
Es cierto, Lydia nunca sabrá de este texto, pero eso sí, una parte de esa niña-no-niña ya habita en todos los que lo hemos leído.
Srta. Effie,
Es cierto, culo prometido deuda cumplida. Es Usted una crac... Interesante reflexión difícil de igualar.
culo
veo
culo
quiero.
Margaret..... romántica Margaret!!!! joven negrita en escalera de centro comercial!!!!
¿qué pretendes con tus palabras escritas desde la soledad de una guardia? qué táctica y qué estrategia me utilizas? qué quieres? ponerme blanda quizá?...
pues lo has conseguido. Punto. Te debo una buena.
I love you.
aun no he pisado un centro comercial y he puesto mis calcetines de escandalo que combinan con todo en remojo.hoy llevo dos coletas.hermana no encuentro nada en mis bolsos y redoblo todo lo que meto en mi bolsillete trasero.reconozco en mas de una ocasion olvidé donde aparqué mi no coche....que es mas grave. y yo no sé bien donde me aparco....no sé bien si pasar algun tipo de revision .me encanta mirar los reculets que suben o bajan. besos
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