Acercaos: no nos ve.
Yo no sé qué es más gris,
Si el acero frío de sus ojos,
Si el gris desvaído de ese chal
Con el que se envuelve el cuello y la cabeza,
O si el paisaje desolado de su alma.”
Dámaso Alonso – Poema “Mujer con alcuza”.
Es la ciudad y anochece,
y va en la mano de una mujer
una vieja maleta de ruedas,
zigzaguea por el agrio amarillo que una farola dibuja
en el traquetreo de una sombra que viaja cosida
a la mano, al destino, a unas vías de tren
recogiendo los pasos de una mujer sola.
Y camina ya largo la maleta,
no, digo,
la mujer con maleta de ruedas pintando una línea amarilla,
rabiando de frío
apretando los labios
mordiendo por dentro la boca escocida de tanto murmurar las dudas.
Y atrás quedaron los gritos,
los niños espantando mendigos y palomas,
atrás quedaron las preguntas escritas en un pétalo
de una mariposa en el hombro,
atrás las personas y las casas
las cadenas con delantal y el mimbre,
como si aniquilara al reloj un paisaje de tren a través de una ventanilla.
Y se van,
se van los molinos de viento
los fantasmas blancos de papel
sacudiendo sonrisas, tierra
y cielo tras el cristal
a la velocidad de una burbuja.
Es la ciudad y anochece,
anochece sobre las caderas de una mujer que camina,
y rompe el silencio
la agonía de unas ruedas sobre la acera,
el traqueteo del tren recorriendo la garganta de una muda...
Camina sola una mujer con maleta triste en la mano derecha.
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2 comentarios:
Señora Loredhi.
Me he visto a mí misma en su poema, en una de la múltiples travesías en tren que este cuso he emprendido. ¡Y las que me quedan!
Dicen que cada uno interpreta el poema a su manera, de modo que todos pueden ver en cada verso un trocito de sí. Y yo digo que es verdad.
Saludos.
Srta. Nüsh,
La travesía de tren del poema es la propia vida, y me alegra que Usted vea en esas letras un trocito de su propia existencia.
Carita graciosa de niña.
Salutres.
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