Loredhi vive agazapada tras unas rodillas con costras.
Loredhi camina a diario y conduce y comparte su tiempo con personas y piensa, agazapada, en cartas que nunca escribirá. Loredhi recorta las imágenes que bailan a su derecha y a su izquierda y monta un collage esquizofrénico de personajes absurdos y no.
Le sube el volumen.
Loredhi borra nombres e inventa palabras que después olvida. Y es que la memoria a Loredhi se le perdió cuando rodó por aquellas escaleras de Serra con la edad de siete años; aquel día que se le partió el labio de abajo y unas manos de vieja le untaron de aceite de oliva la boca. Esto a Loredhi le da una mezcla de asco y de cariño, pero ya ni a ello vuelve, apenas tiene tiempo para pensar un poco, para enumerar mentalmente listados de cosas, ni para seguir con la frágil manía de llenar sobres de arena para cartas que no llegan.
1 comentario:
no, agazapada no.
fragil poco , conozco a la woman que hay tras las rodillas de mercromina y labio de aceite y sé de buena tinta que es fortísima y con la suficiente fuerza y sin necesidad de superpoderes.olé
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