miércoles, 29 de abril de 2009

Survival news

Las esquinas orinan el aburrimiento de los perros caniches y de humanos con pelos en la planta de los pies,
rostros ambiguos se giran y el paso de cebra se abre en el centro de la piel ciudad,
las cicatrices se suturan con los cables de la luz, y ya no existe ninguna mariposa viva...
Robots que finjen dar órdenes conservan en formol el último excremento del hombre más viejo del censo,
oxidan los pensamientos largos y escupen sobre los tréboles tornillos con forma de lágrima.
Los grafitis gotean sangre y son engullidos por la piedra pared que fue su madre
y las plantas carnívoras vomitan bulímicas litros de alquitrán sobre la acera.

lunes, 27 de abril de 2009

Sed

De salitre se ha teñido el metal de la niña bicicleta,
los pedales que apresuran el canto de baldosas,
el círculo animal dibujado en la piel,
de salitre perlas en salmuera líquida macerando pechos,
metal vicioso del carmín en las pestañas,
sangran las voces del extremo de una falda y
pedales urgentes replican salmos,
labios salitre apuran un rubio y escupen el humo por las tibias.

martes, 14 de abril de 2009

Yo me declaro

Yo me declaro mujer caballo de tu angostura,
me declaro sangre,
diástole de tu ritmo cavidad del arco.
Yo me declaro capítulo de tu lengua,
mujer en círculo caníbal del omóplato que te enfunda.

Yo me declaro hormiga
funeral de pan sobre el mantel,
me declaro cirujano biliar del mundo
mujer cirujano biliar
yo me declaro reflejo,
abatido
doliente
me declaro despojo…

Yo me declaro amazona
virgen oscura piedra bruta,
me declaro zaguán de los pasos,
mandolina sobre un colchón de cuerda.

Yo me declaro vino,
macero de la burbuja
rojo y sangre me declaro,
diástole de tu ritmo cavidad
mujer caballo de tu angostura.

sábado, 4 de abril de 2009

De obsesiones y finales distintos

Loredhi revisa el contenido de su bolso cada vez que cierra la puerta de la casa, es una obsesión por haberse dejado las llaves, o algo olvidado; no sería la primera vez que vuelve a abrir por si se dejó alguna luz encendida, o la nevera abierta, el móvil, o simplemente para mirar, para cerciorarse …. volver a abrir y volver a cerrar la puerta y volver, aún habiéndolas utilizado, a buscar en su bolso las llaves de la casa. Eso no es normal, entonces Loredhi lo llama obsesión, y se queda conforme con la nueva palabra.

Loredhi sueña con los ojos entreabiertos, y sueña raro, sueña historias que no terminan, o si terminan Loredhi olvida los finales si son buenos. Nunca le gustaron los finales obvios y siempre buscó historias diferentes en las que hay perdedores y tramposos y gente sucia, historias en las que se muere el que nadie se imagina y pasan cosas que no tienen solución. Loredhi odia los finales felices y los puzzles terminados, las camas bien hechas, los zapatos brillantes, y muchas de las cosas que están bien en general.

Loredhi abre la puerta de la casa por segunda vez y se asoma a ver si se ha dejado la cabeza en la encimera de la cocina. Cierra y de nuevo mete la mano en un bolso buscando unas llaves que acaba de utilizar, no sería raro que hubieran desaparecido… hasta el asunto más evidente puede tener un final distinto.