jueves, 19 de febrero de 2009

Cuesta arriba

A veces cuesta desviar el lagrimal hacia el lado de lo urgente
y no avivar la sensación de frío,
cuesta revolotear sobre la decisión de tropezar dos veces
y no abrirse las venas con las cuerdas de un teclado,
a veces cuesta callejear desde el colchón
cada dos horas de sueño una pastilla para dormir con luz,
cumplir el calendario intransigente de una hormona,
descifrar el entresijo de palabras en un jardín zen y deshojar la margarita,
a veces cuesta salir de unas manos de leche de burra domesticada en vano,
adivinar un silencio,
parir dos fonemas seguidos y en la pereza reconocer un circo triangular,
a veces cuesta sacudir enteros contra las paredes
sin turbar la punta de una pluma de paloma.

A veces cuesta desviar el lagrimal hacia el lado de lo urgente
y no avivar la sensación de frío...

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