
Un hueco hace luz en el límite de la orilla,
las huellas de un caníbal arañan la sombra que viene de lejos
o se va.
Un hueco invade el funeral de la lluvia sobre el alquitrán que hierve,
se apaga una vela,
la danza del humo ya no suena a melancolía,
la danza del humo ya no suena a canción triste de kamikace oscura.
Una sombra planea,
un cóndor abre las alas y atraviesa capas de la piel que ya no caben en una sola mujer,
sólo se oye el mar.