jueves, 8 de marzo de 2012

Snakeskin

Loredhi serpiente muda la piel mientras con el pie derecho combina los pedales del acelerador y el freno alternativamente. Loredhi serpiente cruza un universo de disparos en la frente antes de llegar a la otra parte de la ciudad. Colores intermitentes de semáforo, un túnel en ambar, hormigueros.

Fumar más de lo normal, estar escuchando horas seguidas emisoras de radio fórmula, vueltas y más vueltas para aparcar un coche con el airbag estropado y el cenicero lleno, y una vez estacionado a Loredhi le entra la congoja. Ahí es donde nota la piel por la espalda, rasposa, separándose a tiras. Alternar las gafas de sol con las normales, meter las manos en el bolso, morderse los labios y un sinfín de tics más antes de cerrar el coche, y comenzar a caminar notando en los bolsillos cómo existe un hueco entre su color y lo que hay dentro, una capa de azul marino pegajosa que le estira a momentos. Y menos mal y luce el sol.

jueves, 12 de enero de 2012

2+2

Una mujer camina rápido haciendo cuentas en la cabeza, sumas y restas y esa frágil memoria que todo lo deriva al desagüe del olvido.

Una mujer y sus números abstractos, sus maldiciones breves, su manera de medir mientras camina. Una mujer búho que supura curiosidad y se bloquea con el verde del luminoso en aquella esquina, e intenta recordar quién anuncia ese cartel, una cara, un nombre, una sonrisa sin dueño... no, tampoco es presente.

Una mujer que camina y se diluye con la entrada de la noche, sombra es.
Unos pasos se estacionan frente a ella.
Stop.
Silencio otra vez.
El miedo le envuelve la cabeza como al ladrón la media transparente que lo deforma. Mueve un hombro la mujer y, sin mirar, continúa caminando. Las manos en los bolsillos y las yemas de los dedos se sitúan. El aire huele bien.

Una mujer camina, bandolera cruzada llena de historias y unas botas adornando el movimiento de cintura.
Voces de los niños en el extremo del parque.
Cuatro pies avanzan y la mujer camina lento. Un corazón a su lado late rojo.