domingo, 31 de diciembre de 2006

Piedra y rosa

A Víctor, por el título y por su confianza

Corcho manchado de vino,
reflejo de placeres
que ayudan con vaho a esfumar fantasías.

Y mira la vida, cárcel de barrotes
atados con cuerda teñida de rojo
y ventanas en las jaulas que nos adornan la estancia.

Y voces que murmuran palabras bonitas
y gritos que no dejan escuchar,
y piedra y rosa en nuestra cómoda,
y rosa y piedra, corcho manchado de vino.

sábado, 30 de diciembre de 2006

Renacer

Que quiere renacer y alarga la espera y observa,
y se sienta en el borde de la acera rompiendo tabaco
con las manos secas de no respirar poesía,
y enlaza sus dedos gigantes y promete palabras
alambres que engarcen su pecho con la vida.

Sólo las palabras ayudan a sacudir telas viejas
azotadas vilmente bajo la cabeza del sol urbano,
azotea de tantas perezas.

jueves, 28 de diciembre de 2006

Espera

En forma de ramas de olivo apagado me llueven señales,
aun sin quererlas mirar ellas vienen,
detrás de esa cara franca,
tras esa palmada afilada de noche que agota,
la palabra espera.

Como aquella sonrisa breve salida de tu boca,
como tu mirada,
como ese respirar unidos
y amarse calladamente,
la palabra espera.

Y espera palabra pausada a que llegue su momento,
a que pase el torbellino vacío de hueco silencio,
a que la vida aparte a la vida misma
y permita a la palabra verter su fuente de rabia.

Y la palabra me acoge,
me acoge como a una extraña,
y luego se desprende y se aleja dejando
en mi pecho dolor,
dolor y una estela bella.

miércoles, 27 de diciembre de 2006

Si volviésemos

A S.V. por su poema que me inspiró

Si volviésemos a ver la vida desde abajo,
a consolarnos con una caricia mansa,
a acunarnos en el latido del corazón,
a llorar por las cosas limpias…

Si volviésemos a sentir cada día que pasa como único,
a creer en nuestros mayores,
a poner un nombre a cada momento…

Si volviésemos a hacer el lazo de los zapatos
con manos menudas,
a mirar por la ventana,
a querer volar…

Si volviésemos a besarnos a escondidas,
besos torpes a bocados en un patio,
a compartir un cigarro,
a no saber disimular las caras rojas…

Si volviésemos a escribir cartas a pedazos,
a esperar una llamada,
a construir con risas locas y lágrimas saladas
una vida larga…

Si volviésemos de nuevo a las páginas usadas
de aquel libro amarillo,
a enamorarnos de una palabra
ojos principiantes del soñar,
a guardar en una caja secretos doblados…

Si volviésemos a dejar fluir el sentimiento,
a intercambiar ropas usadas,
a mirarnos y no mirarnos en los espejos de agua,
a esa inseguridad compartida, amiga…

Si volviésemos a pensar,
un poco más, amiga mía...

lunes, 25 de diciembre de 2006

Libretas

Una vida llena de libretas, papeles grabando mi vida.
Libretas, libretitas, papeles siempre papeles,
bolígrafos sin tapa, lápices estilográficos, esqueletos de colores,
esquinas de hojas dobladas, papeles dentro de papeles.

Siempre he llevado una libreta a cuestas, no sé decir cuántas he tenido,
pero creo que sólo he terminado una. Siempre tan constante yo.

La primera fue una libreta de gusanillo tamaño cuartilla, tenía las tapas de cartón duro verdes. Si mi memoria no me falla escribí en ella tres textos. Perdidos entre las demás hojas en blanco, había que buscar bien para encontrarlos.
El primero describía un encuentro amoroso, era muy romántico, con lluvia, miradas,
y un beso del tipo Jo, la hermana escritora de Mujercitas, con aquel hombre del que se enamora. Aquello era amor verdadero, pensaba yo. Recuerdo que al releerlo me resultaba muy cursi y me daba vergüenza, pero me gustaba.
Un segundo describía algo de una granja me parece, una familia en una granja o algo así, era muy corto.
El tercero hablaba de la muerte, era como un testamento vital de una persona que sabía que su fin era inmediato.

Teniendo en cuenta que no debería tener más de once o doce años, con este tercer relato la cosa ya comenzaba a pintar rara…ejem… Lo siento por los psicólogos-come-bolas, conmigo llegaron tarde.

Como en mi casa siempre había mucha gente y por vergüenza a que alguien descubriera mi pasión por la letra, en el título de cada texto coloqué una indicación de página, así: pag.128, pag. 34….de este modo, pensaba yo, quien lo encuentre creerá que está copiado de algún sitio, y no descubrirá que he sido yo....

Ay... me parte el alma este tipo de ingenuidad, me parte pensar que fue real, a veces siento que aquello era otra vida.

Más adelante tuve fijación por unas libretas sin gusanillo, con el lomo tipo piel y cuadrícula por dentro, rellené una seguro y dejé a medias al menos tres. Iba a comprarlas a un lugar concreto, y si no era en aquel tipo de libreta no me salía escribir.

Vuelta a la ingenuidad, esta vez bien torpe ya: da lo mismo dónde se escriba, lo importante es decidirse a sacar letra por letra lo que hierve en el corazón. Y cada decisión no es fácil, aviso.

domingo, 24 de diciembre de 2006

Paseo

Esta tarde he salido a pasear,
tarde de compras de Navidad haciendo frío,
me hundo entre mis hombros
buscando un calor escondido.

Me gusta mucho pasear sola,
siempre con prisa, esta vez sólo con medio prisa,
voy dando casi zancadas al centro de la ciudad
y mis bolsillos atrapan unas manos que se esconden de la lluvia.

Me gusta pasear hoy
mirando hacia el suelo,
y esquivando las sombras se me escapa una sonrisa rara,
que es hoy una sonrisa distinta.

Hay mucha gente por la calle,
gente grande y gente pequeña,
gorros amarillos, guantes de lana,
algún sombrero tapando ojos esquivos y
rebaños de paraguas aburridos.

Miro las luces, la lluvia fina me moja la cara,
lluvia de ceniza sobre un fondo negro salpicado de brillos,
barrigas orondas y señoras con prisas con niños y
bolas de colores adornando cabezas dormidas.

Me gusta esta tarde de paseo,
de lluvia, de frío de compras,
de luces que tapan las caras olvidadas
con sabor a turrón viejo y aliento de humo y licor.

Me gusta pasear esta tarde
y entre mis hombros atrapar una sonrisa distinta,
esa sonrisa que hoy es medio tuya medio mía.

jueves, 21 de diciembre de 2006

Hoy

Hoy me han dolido los pies de niña grande
embutidos en tacón y punta.

Hoy he tenido que dibujar una sonrisa
mientras mi cuerpo quería desaparecer de allí.

Hoy mi boca hablaba a otras bocas
sin memoria
mientras mi corazón intentaba encontrar
palabras que me llevaran a ti.

Hoy he estado rodeada de mucha gente,
plantas de plástico sonriendo,
y yo con los pies doloridos quería volver
a una niña que pisa los charcos,
y he intentado curar el escozor de la herida
lamiendo poesía.

Hoy me he vuelto a sentir rara
entre otras caras,
y me he marchado a buscarte,
dejando en la pared una sombra negra
que quiere ser invisible,
sonrisa en la boca
buscando los ojos perdidos
la caricias de un poema que al fin llegó.

Hoy he vuelto a buscar mi refugio
en un mundo que me parece hecho de cartón,
juego de recortables sin fondo.

miércoles, 20 de diciembre de 2006

Roto (relato)

Otro gato roto tirado en el asfalto. Después de esquivarlo he tocado por acto reflejo la cola de conejo que llevo colgada en el espejo retrovisor. Siempre lo hago. Siempre que veo un gato o un perro o algo roto y de sangre en el asfalto lo hago. No es que yo sea un supersticioso, sólo que no me quiero ver como ellos, roto, reventado, ni en el asfalto ni en ninguna otra parte. A esa conclusión llegué hace ya algún tiempo, cuando a punto estuve de morir aplastado, con las tripas fuera, y sin tiempo siquiera de una protesta, como el gato que acabo de ver; tirado como una colilla, listo para ser humillado, acabándome de morir en cada nueva pasada de coche. Hasta desaparecer del todo.

Ella no se puede quejar. A ella nadie la va a pisotear como a mí. Lo suyo ha sido más rápido, apenas ha sufrido, todavía he sido benévolo con ella, se tenía que haber dado más cuenta de lo que es ser machacado lentamente, como con un cuentagotas con punta de acero, poco a poco, herida sobre herida.... Sí, merecía un final peor, más duro; además era una inútil, se tiraba en la cama hasta las tantas de la mañana sin hacer otra cosa más que roncar y dormir, sí, era una inútil, aún salió ganando con un tipo como yo, aún ha tenido suerte hasta en la forma de morir.... merecía algo mucho peor... Sí, al final ha salido ganando. Me debería estar agradecida.

Un ruido atrás, voy a parar, yo creo que la he atado bien, me parece; voy a parar de todas formas, quiero estirar las piernas, las tengo agarrotadas y los brazos también me duelen, no me encuentro bien, creo que no he dormido... Pararé y me tomaré un café. Además aquí creo que huele mal, no sé, o tampoco tan mal, hace calor, no sé cuánto tiempo llevo dando vueltas con el coche buscando un buen lugar donde poder deshacerme de su cuerpo. Tampoco sé lo qué haré después, seguramente me iré bien lejos, donde pueda estar al fin tranquilo. Me estoy mareando, en este maldito coche hace mucho calor...huele raro...no sé... voy a abrir un poco, me estoy empezando a encontrar mal, y esta maldita carretera está llena de polvo y es toda igual...voy a parar ya....

....¿Qué pasa? .... esa luz ...¿qué pasa?...

"Despierta ya, inútil, llevas toda la mañana tirado en la cama, parece que no haces otra cosa más que roncar y dormir. Inútil."

martes, 19 de diciembre de 2006

Síndrome

Síndrome de carneros balando
a las puertas de una discoteca,
dando vueltas siempre
a la misma hoguera.

Síndrome de luces apagadas sin nombre,
de ver, oír, callar,
de no mirarse en espejos pasados.

Síndrome del silencio, de las islas,
de las plagas de gigantes de acero
comiéndose la tierra.

Síndrome del cielo lejano,
del mar dibujado,
de viejos escondidos en sueños
encerrados en armarios de colores chillones.

Síndrome de puertas cerradas,
de sillones vacíos,
de la prisa que no piensa.

Síndrome de tirar a la manta del mendigo
palabras huecas que tintinean taladrando el tímpano.

Síndrome de caras grises, bufandas
que no calientan,
de guantes asépticos que no nos dejan llegar.

Síndrome de Diógenes,
basura acumulada en las espaldas.

domingo, 17 de diciembre de 2006

Disfraz

El joven clava sus perlas negras en la mujer. La mira, boca entreabierta insistente exigiendo algo. Cuatro dedos unidos como espadas se adelantan y piden.

Ella, en primer plano calla. Asiente sólo su perfil cansado, y escucha. Parece que ha perdido la mirada detrás de unas gafas de concha oscura que descansan sobre su nariz de vela vieja. Sus labios pegados sostienen la fuerza que no quiere perder. Hoy se los han pintado, los labios, de rojo. Hoy se los han pintado y le han puesto arreglada. Lleva un pañuelo a lunares rojos sobre blanco cerrado al cuello, y una blusa, blancos lunares sobre fondo negro. Le gusta la combinación, le gustan los lunares, aunque se los pongan otros.

Él la mira insistente, es fuerte como sus ojos, y con la boca entreabierta parece pedirle algo.

viernes, 15 de diciembre de 2006

Cambia

Cambia la vida,
tú, yo, camino.

Cambia todo después de esa canción,
antes de tus palabras,
después de leer un poema,
detrás de tu mirada,
camino al cruzar la batalla dura acera.

Cambia el color de tus ojos
tallo alondra gris que se quema,
cambia el color amapola
vena que tiñe de rojo cansado
y tú que me miras y yo que te siento.

Cambios de figuras de cera subiendo sus faldas,
faldas oscuras de tela vieja y carne saliendo
por la costura del camino
volviendo a nacer al tiempo que pasa antiguo.

jueves, 14 de diciembre de 2006

Sola (relato)

A las seis y media de la mañana suena su despertador natural. Desde hace veinte años le acompaña al amanecer la misma canción francesa, siempre la misma bailando en su memoria al compás de la mañana. Nunca ha entendido el porqué de esa canción, ni lo sabe ni le interesa, puede que sea lo único que le ha sido fiel en toda su vida. Esa canción y su padre, del que no se separó hasta el último aliento, hasta que no se dejó morir de manera definitiva después de aquella larga enfermedad que lo mantuvo postrado inválido los últimos ocho años de su vida. Y ella allí, recordaba, lo había cuidado con el esmero de una madre primeriza, lavándole, vistiéndole, aseándole todas y cada una de las mañanas a la misma hora. Lo sentaba en la cama, apoyando su espalda en tres gruesas almohadas que había confeccionado para él, y le daba el desayuno. Como si fuera un pajarito, le decía, eres como un pajarito, padre, un pajarito bueno. Y él al escucharla ladeaba la cabeza y parecía que sonreía, dejando caer por la comisura del labio un hilillo de saliva y leche que ella recogía cuidadosamente con un pañuelo. Ahora ya no estaba su padre. Hacía cinco meses que había faltado y todavía al despertar con aquella canción francesa canturreándole al oído le parecía escuchar también el compás profundo de sus ronquidos llenando la estancia.

Ahora estaba sola, o casi sola, porque tenía una gallina que le regalaron hacía tiempo y que le había dado pena matar, y que a su padre también le gustaba. De vez en cuando se subía la gallina a la cama del inválido y éste la miraba con ojos brillantes, ojos como canicas de niño, y ella la dejaba estar, dando pasitos torpes sobre las sombras de la cama, hasta que descubría algún excremento sobre la colcha y entonces sí la espantaba, fuera, fuera gallina puerca, largo… y la gallina saltaba al suelo armando alboroto y entonces ella notaba como los ojos del padre se volvían a ensombrecer, cayendo de nuevo en esa especie de hipnosis lacerante que parecía sostener su vida.

Hoy se levanta pesadamente, se embute en la vieja bata de guata azul celeste y se dirige al lavabo. Con el amanecer todavía pegado a sus ojos se lava la cara y se mira en el espejo, recogiendo las dos bolsas que se le forman bajo la mirada con los dedos mojados. Se mira encontrando una cara vieja, cansada, regordeta pero sin la tersura de antaño, tiene la piel flácida, y las mejillas le caen hacia ambos lados columpiando burlonas el paso de los años. Sonríe, medio sonríe, y asoman sus dientes pequeños y desiguales detrás de unos labios gruesos. Se seca la cara, se recoge el poco cabello desordenado en un ramillete áspero y gris, y se dirige hacia la pequeña cocina para calentarse un poco de leche. Mientras abre la nevera habla con la gallina, que la observa curiosa desde el rincón.

lunes, 11 de diciembre de 2006

Despotrique de Lunes

Lo reconozco, leo poca prensa, apenas enciendo la tele, pero me basta con esa mini-dosis de "información" para sentir vergüenza ajena ante la dinámica existente a la hora de tratar la actualidad.

Vergüenza la semana pasada al abrir un periódico y ver una página casi entera con la foto de una jueza que censura un determinado documental de la vida privada de un señor ya fallecido, vergüenza, ¿qué pasa? ¿qué estamos, aburridos?. Señores, que me importa un pito que se emita o no el vídeo, que me da completamente igual que a eso se le llame censura o qué narices, a eso yo le llamo CHORRADA y cotilleo puro y duro, y mierda, y vacío, y no saber qué puñetas hacer con la vida propia, comiendo carroña de la ajena. Si ellos no saben qué hacer a mí que me dejen y no me incordien la vista con semejantes titulares. Me molesta. A la izquierda de la misma página, muy chiquitina eso sí, no vaya a ahuyentar lectores intelectualmente inquietos, una noticia sobre la cada vez más alarmante situación de los niños en Centroamérica, más niños desnutridos, más niños sin escuela, más. Eso no importa tanto, no nos vaya a entristecer a los españoles, que ahora nos va todo muy rebién. Noticia pequeñita y por cumplir la papeleta, que lo importante es la grave censura. Está claro.

Sábado, noticia con foto incluida, una sujeta en Holanda afirma ser la princesa Anastasia...ejem...esto me suena a peli....piensan que es española, por eso lo de la foto pienso. No sigo leyendo porque me parece ridículo todo. En fin, por algo lo han hecho, lo de la foto, lo de la noticia, por algo será. Quizá si me presento yo afirmando lo mismo en Holanda también saldría mi foto en la prensa española, y me verían mis amigas y la señora del quinto que pone la tele a toda pastilla.... hola soy Anastasia nosequé de Palestina...ay...suena algo raro pero todo cuela. La prensa hoy ha colado con la bola. Mañana imagino colarán los magacines. Sorpresa!! Domingo, portada de al menos dos periódicos de gran tirada, foto de la sujeta a todo color, foto grande, yo pienso...anda, ya está aquí otra vez, eso es que le han hecho ya los análisis de adeene esos. Pues no, a la sujeta se le va la linda olla y es una exprofesora valenciana etc etc etc...ósea que de Anastasia tiene menos que yo de oso Yogui. Pero lo malo no es eso, que gente original hay por todas partes, la gran pena es que sabiendo la verdad continúan dando importancia a una noticia que, a mi parecer, no debía haber salido nunca. Nunca. Ni Sábado ni Domingo. Menos en portada.

Vale, vale...y luego llegarán los lamentos, como me decía una profesora al verme hacer el gamba en clase, luego nos sorprenderá que un joven no sepa hacer la o con un canuto, o que no lea, o que escriba mal o ni lo intente, o que le cueste diferenciar lo bueno de lo malo, lo normal de lo anormal, la actualidad de la basura, la tragedia de la pura mierda. Con el ejemplo que damos, que luego no lleguen los lamentos.

sábado, 9 de diciembre de 2006

Camino

Niño de mirada oscura y de rasgos sencillos
Niño observador, niño sensible
Niño movido que huele a galleta
Niño querido de madre, jinete defensor de su amada
Niño que lee historias y navega en barcos de velas
Niño que por las noches sueña,
que mirando un dibujo, pájaro planea

Joven que besa sin chica hasta que la encuentra,
que abre mucho la mirada cuando por primera vez desea
Joven que sueña, que ríe,
joven que escribe y que llora
Joven partiendo en un barco y las olas,
música siempre reveladora
Joven que sufre la soledad de una habitación sin ella

Hombre que mira y no reconoce
Hombre que ya no sueña
Hombre que no encuentra al niño que huele a galleta,
que deja varado en la playa su barco de vela.

jueves, 7 de diciembre de 2006

Feria

Luces de colores toman la noche,
nubes de azúcar sueños rosas comiéndose a bocados,
voces cacareando cantinelas cerradas en sorpresas.

Mujeres gordas, caras extrañas, bigotes,
hombres guapos y horteras y feos imperdonables,
ojos de niños abiertos bocas fieras,
risas gritos piernas que vuelan.

Humos de colores dando vueltas
norias con cabinas, neones de color,
cuatro cabinas vacías, cinco cabinas llenas,
seis cinco cuatro seis, cabinas llenas cabinas vacías.

Frío tiovivo volteando y la noria,
cuatro cinco seis cinco cuatro seis,
cabinas llenas cabinas vacías.

Zapatos sucios apartando papeles, gravilla
ceniza que entierra desechos,
gritos, piernas, sirenas con luces
asoman al vacío,
hombres cacareando antiguas
cantinelas con números que encierran sorpresas.

Magia diluida en las sombras,
feria.

lunes, 4 de diciembre de 2006

Claroscuros cotidianos

Despertador, oscuro
Vaso de colacao, claro
Contenedor de basura, oscuro
Madres con niños con caras de sueño, claro
Coche mío un poco sucio, oscuro
Mi música sonando, claro
Primer pitido de otro coche, bastante oscuro
Yo cantando, claro u oscuro, según se mire
Gente que sonríe un poco, no siempre se ve pero claro
Beso joven en el cauce del río, ídem de lo anterior pero más claro todavía
Señor de coche grande gris metalizado avasallando mi camino, oscuro total, teniendo en cuenta que siempre me gasta mismo careto de -yo no hago nada-esto es normal-
Temperatura en el exterior, claro
Miro el reloj, casi siempre oscuro
Primer cigarro del día, claro aunque me dé tos
Caras raras, oscuro
Mis pies golpeando la acera, claro
Reloj de fichar en trabajo, siempre oscuro al entrar, al salir se hace claro

Juego

Me gusta jugar quedarme quieta, convertida en pared solitaria hasta casi desaparecer. Me gusta jugar a observar, a espiar a la gente tan rara desde mi rincón invisible. Jugar a encender un cigarro y hacerme de humo, luego marcharme mientras otra apura el pitillo lentamente hasta eternizarlo. Me gusta hacerme pared en silencio y aspirar escondida la noche. Sólo me encuentra la luna. Jugar a que estoy a tu lado y tú no me sientes.

Me gusta jugar otras veces a que me atrevo a todo y a que tengo cara, a que no me da vergüenza mirarte a los ojos o hablar en voz alta delante de toda esa gente, juego el de mis manos al temblar, jugar a que no me cuesta tanto contarte esto, a que ya no me importa lo que pienses y a que mis uñas son, no desaparecen sin querer.

Me gusta jugar a ser como soy, dieciocho personas a la vez, y la diecinueve hoy.

viernes, 1 de diciembre de 2006

Viaje

Te lleva,
mundo nuevo abierto sin rumbo
girando el sentido.

Viaje que te obliga a andar,
sendero iluminado,
loco,
con mil razones plasmadas en papel, en el aire,
volteando las hojas, hojas y más hojas,
razones sin padre que conviene olvidar.
Palabras marcadas en caricias de papel
miradas apagadas en ceniza.

Viaje, raros viajes, destinos, trenes,
pasan árboles casas personas,
pasan rápido pero no se mueven.
Y tú te vas, viaje, te vas
empujado por nadie.
Vete, vete y luego vuelve
y vuela y no hables.

Y luego otros viajes, pero ya nunca igual,
y vendrán más canciones enterradas con dolor,
y quedará ese viaje en un hueco dibujado
dibujo salado de lágrimas,
y quedará una memoria sin tren,
con vagones llenos de besos, besos de papel
y barrigas llenas de palomas.
Alas de palomas que se van. No llores.

Viaje. Camino de vuelta con otras camisas.

jueves, 30 de noviembre de 2006

Nueva especie animal

A raíz de una simpática frase descubro que hay una nueva especie animal en este mundo nuestro. La frase: esto dura más que un pantalón de pana. El animal: el pana.

Mi corazón da un súbito vuelco cuando escucho a un compañero, licenciado él, claroesoquenofalte, afirmar que la pana es un tipo de materia textil natural. Vamos, que o nace de la madre tierra, como el algodón, o viene de un animalito futuro esquilado, como la lana. Puestos a elegir yo me quedo con lo segundo que da más vidilla. Así, estaríamos ante una nueva especie animal, el pana, peinado a canutillos, cuyo pelo nos serviría de abrigo en el invierno. Del tiernecito panita sacaríamos la pana fina, también llamada micropana, y del pana adulto la pana gruesa, a mayor edad más grosor. Obviamente el color de la pana dependería de la región de origen del animal en cuestión. Con las mismas, nos podemos encontrar granjas de otomanes, lonetas o gasas, y bellos campos sembrados de organzas y terciopelos.

Pensar esto quizá es más optimista que pensar lo otro. Que sí, que ha nacido un nuevo animal, una nueva especie que se reproduce a gran velocidad, pero que tiene dos piernas y no da calor. Que no se alimenta de hierba. Que está muy cerca de nosotros, y que está siempre al día de todo, tanto que hasta hoy nos enseña que ha nacido otra especie en este mundo animal nuestro: el empanao. O ni eso.

En fin.

miércoles, 29 de noviembre de 2006

Pasos

Grises adoquines golpeando el silencio.

Pasos oscuros, ritmo solitario,
clavos, suelo, pereza,
retazos de madera salpican el cemento.

Pasos, máscara escondida,
tintineo y tonto abrazo gris, engaño,
luces esquivas de plomo.

Pasos creando surcos,
asfalto roto, engaño tonto, luna,
plomo sobre alas de madera salpicando
cemento,
árboles desnudos,
pasos.

martes, 28 de noviembre de 2006

En fin...

La posibilidad de realizar un sueño es lo que hace la vida interesante.

Gracias mihellen, nunca olvido tu consejo

(Hay días que me pongo demasiado moña, lo sé. Y eso también creo que me gusta pero no me gusta. En fin...)

lunes, 27 de noviembre de 2006

Contradicción (soy)

Me gusta pero no me gusta hacer todas las mañanas el mismo camino, y que me parezca que ya conozco a las personas que se cruzan conmigo. Me gusta pero no me gusta, me da seguridad pero me resulta aburrido.

Me gusta pero no me gusta subir en el ascensor con esos dos señores vistiendo caras largas y trajes serios. Me gusta reírme por dentro de ellos porque no me los creo. Ni sus trajes ni sus gestos.

Me gusta pero no me gusta que mi madre me diga que coma, que me pinte o que me deje crecer más el pelo. Me gusta porque es mi madre, no me gusta porque me hace niña y yo le desobedezco. Le doy un abrazo y le beso. Sonríe, se olvida de sus consejos.

Me gusta pero no me gusta que se amontonen los libros sobre mi vida, me gustan los libros, me gusta aprender de ellos, pero no me gusta no tener tiempo. Necesitaría una vida entera paralela dedicada en exclusiva a leerlos.

Me gusta pero no me gusta vivir en las nubes. Me gusta porque vuelo muy lejos, no me gusta porque a veces ni yo misma me entiendo. Ni-yo-misma-me-entiendo.

No me gustan las sonrisas con nombres y apellidos. Me gusta mirar a los ojos, buscar a la gente por dentro, aunque a menudo me encuentro sorpresas detrás de ciertas caras de perro, y también sustos que vienen de mansos corderos.

Lágrimas

Llora

Lágrimas, melodía extraña que me acompaña
canciones ahogadas por el miedo,
levanto un velo a este lamento seco, me encierro.

Si mis brazos arrancaran este olvido secreto,
silencio,
rompería las paredes de tu corazón,
desierto.

Si mi voz fuera voz,
palabras que acompañan mi tormento,
partiría mi alma en dos y gritaría lo que siento,
y dejaría a mis lágrimas ser lágrimas y no un triste lamento seco.

El tiempo pasa

El tiempo pasa, la vida vuela, y no sé si decirle al reloj que pare o que no se detenga, que encierre en un globo hueco este instante y a mí con él sin caretas. El tiempo pasa, y no sé si decirle al reloj que deje ya de dar vueltas.

El tiempo corre, y no sé si decirle a la gente que no ande o que se mueva, pero que no me hable, que no toque mi nube de tierra, que no quiero con ellos batallas de piedras, que me dejen tranquila, sola, viendo cómo pasa la vida.

Las brumas llegan, y no sé si decirle a la luna que esta noche no venga, que no me mire con esos ojos que a veces me queman. Que me deje vivir en susurros, sin estridencias, que me deje vivir en mi mundo sin voces, sólo con velas.

El tiempo pasa, y no sé si decirle que pare, que se detenga, o bien que corra, que vuele como una gacela, que pase por encima de mi globo y no se entretenga, que no me mire, que no quiero hablar, que quiero vivir en mi mundo de relojes de arena. Y no sé si decirle hoy al sol que no salga y que se muera, que no me enseñe su luz que me ciega, que me deje en mi globo a oscuras, que me deje en tinieblas.

El tiempo corre, la gente pasa, y yo en mi burbuja encerrada durmiendo entre velas; que no me miren, que no se detengan, que pasen por mí en transparencias, que quiero que el tiempo me encierre en una burbuja hueca.

viernes, 24 de noviembre de 2006

Un niño

Pequeña, hoy cumples siete años. Felicidades, amor.

Cuando tenía seis años, un niño que luego se hizo aviador, hizo un dibujo muy curioso de una serpiente boa con un elefante dentro. Leyó en un libro sobre el Bosque Virgen que la serpiente boa tragaba a sus presas sin masticar y quiso dibujarla. Cuando mostró su dibujo a las personas grandes, éstas no se asustaron. Pensaban que era un sombrero. Ya ves, pensaban que una serpiente boa con un elefante dentro era un sombrero. Ya ves, una tontería. Pues por esa tontería el niño abandonó su prometedora carrera como pintor.

Estudió un oficio y se hizo aviador y conoció a muchas personas grandes, personas que seguían viendo sombreros. Vivió solo, sin nadie con quien hablar verdaderamente, durante mucho tiempo.

Un día tuvo una avería con su avión en el desierto. Allí conoció a un hombrecito muy especial que le pidió dibujar un cordero. Era un niño pero no aparentaba estar perdido. Un niño que no veía sombrero. Un niño que vio el cordero que el aviador dibujó dentro de una cajita, y que lo vio dormido. Ese niño era el principito.

jueves, 23 de noviembre de 2006

Prisas

Despertador, apago los ojos, empiezo a pensar.

Pensar en lo que he soñado, en lo que voy a hacer, en que todo parece más ligero que ayer.

Pensar en que hoy no voy a demorarme tanto en comenzar, en que a ver si llego un par de minutos antes, y así empiezo ya, de una vez por todas a compensar, a compensar los tres, cinco, siete, dos minutos que llego tarde desde hace ya bastante. A compensar esa carrera que nunca le gano al reloj de fichar.

Pero no, siempre se me va el tiempo ya antes de levantar, me engaña, se esconde en la oscuridad y me hace quedarme más, juega conmigo. Luego la ducha, eterna ducha que siempre quiero acortar, no por ahorrar sino por probar ganar al maldito reloj de fichar.

Pero no, ducha eterna, larga se me va. Se me va aquel medio minuto ganado al levantar, ahora ya sin valor. Vuelve el día a ser igual, rápido, tan escurridizo que me deja cosas pendientes otra vez, larga lista de cuentas variadas a sumar. Más.

Y comienza entonces esa nueva cuenta atrás que sólo termina un segundo antes de volver a empezar a soñar.

miércoles, 22 de noviembre de 2006

Espejismos

Nacieron de una lucha entre vivos y muertos. Nacieron cuando las sombras sellaron sus voces con silencios. Nacieron los espejismos de un día que no acababa de morir, de una tarde rota por mis gritos ahogados en un sol de sangre que se iba, que latía ante mi vida. No les pregunté de dónde venían, no necesitaba sus palabras; no les miré a los ojos porque me daban miedo, pero me dejé ciegamente arrastrar por sus brazos alados, por sus largos lazos que me mecían y que yo intenté abrazar, pero que desaparecían entre mis dedos como arrancándome la vida.

Gigantes alados me sumergieron en el espejo de sus aguas, y allí nadé, perdiéndome en su laberinto, en una madeja suave de lana, liada, atrapada, somnolienta, casi dormida. Y allí me perdí y me dejé llevar a su abismo, al abismo de senderos que se pierden y que nunca terminan, como siseantes serpientes infinitas sin cabeza. Al abismo de los sueños que te ahogan en suspiros, y te envuelven en un mar de aromas de papel, en un arrullo de calor venenoso, con el sabor imaginado de tu boca sobre mi piel, que al intentar besar desaparece.

Y mi grito es mudo y nadie escucha. Y los ecos de tu nombre son sólo míos, y no puedo hablar más que en silencios. Y mi corazón siente que ya no hay nada en este delirio sin voz, que está solo, que todo ha desaparecido, que todo era espejismo. Y ahí soy yo.

martes, 21 de noviembre de 2006

Ellas

Es difícil tratar de describir esa mesa. Mucha gente alrededor, pocas palabras para recordar, y ellas allí, sentadas, reunidas en una especie de ritual mágico, que no hace otra cosa que hablar de sus vidas.

Las cervezas se beben solas, las palabras se estrellan unas contra otras, ruidosamente, en una danza caótica y rítmica al mismo tiempo, difícil de entender si no se está ya dentro. Es la danza de sus vidas.

Mis pequeñas reuniones con ellas, arañadas de cada minuto de la vida ocupado, implican un pequeño viaje a un paraje festivo en el que todo se escucha, todo se habla, todo se dice.

El camarero nos mira con una extrañeza divertida. ¿Otra? Sí, otra. Y los ojos se vuelven para buscar, para seguir contando. Sonia y su risa sonora, movida, sus colores, María buscando a esa sabia que ella lleva para regalarnos una de sus frases, mi Hellen, mujer de una pieza, optimista, luchadora, y yo, yo pidiendo una penúltima más....

Me gustaría poder descifrar el cúmulo de sensaciones que se nos agolpan en cada reunión, el estallido de sinceridad que nos hace a todas mirarnos risueñas, aunque una esté triste, otra rara y tú no sé. Me gustaría poder descifrar el enigma que me une a vosotras, el hechizo que provoca una nube de vapor vital que se desborda sobre esa mesa en la que hoy unas mujeres se hacen niñas.Y allí las cuatro, juntas, disfrazándonos de muchas cosas, queremos deshacer hasta el último tapiz de caminos por recorrer, allí mismo, en esa mesa, comiéndonos la vida a carcajadas.

Las cervezas se beben solas, los ceniceros hacen juegos malabares para no perder su contenido, y nuestros ojos, y nuestras risas, acompañando el momento.

Y al final, cuando el reloj nos recuerda que somos, a regañadientes, desenredamos esa madeja juguetona en la que nos hemos perdido y nos despedimos, siempre pensando que vamos a volver, siempre vistiendo otros cuerpos.

lunes, 20 de noviembre de 2006

Lápices

Me acompaña desde la entrada un viejo conserje al que no recuerdo. Atravesamos el enorme patio interior en silencio. No hay nadie y los ecos de nuestras pisadas golpean contra el tiempo.

Subimos al piso superior, acariciando yo una larga barandilla de madera, tan fina que desaparece bajo mi mano. Nos detenemos frente a una puerta, Aula 3-B, la conozco. El conserje me abre y me deja sola. Yo, sola, quieta en el umbral, mirando.

Desde el interior, tres altos ventanales me regalan luz de hoja seca, y continúan en su espacio, erguidos, uno al lado del otro. Las cuatro filas de pupitres antes eternas, se me antojan hoy casi dibujadas. Me invade un sabor agridulce a juego, a tiza, a lápiz, a tierra…, sabor agridulce a pasado.

Camino entre las pequeñas mesas y rozo con mis dedos cada una de ellas, como pidiéndoles hablar, pidiendo que me reconozcan, en una especie de súplica inocente y vencida. Siento a través de mis dedos el tacto de lo lejano.

Sobre la tarima, la mesa del profesor. Me siento y los pupitres, alineados, me observan silenciosos esperando el comienzo de una clase. Se escuchan a lo lejos voces, niños, un timbre, carreras…. Cierro mis ojos y comienzo a verlos, a todos, a cada uno de ellos; veo sus caras, sus rodillas marcadas, huelo sus carteras, sus libretas abiertas, su vida, su todo. Allí están, con sus manos usadas, mirándome desde los pupitres, con olor a lápices, como si el tiempo no hubiera pasado.

Niña de luna

Hoy he vuelto a ver tu cara de luna
envuelta en un pañuelo bajo el frío sol,
pecosa pequeña y blanca
con dos ojos oscuros y tristes.
Hoy había un peluche en tu cartón
un peluche en tu cartón que yo no puse.

Dime cara de luna qué piensas cuando los miras,
dime qué sientes cuando los escuchas, riendo, con los ojos, con la boca, riendo
y tú abajo, niña de luna, sola en el suelo mirando
con la cara pecosa y triste más bonita del mundo.

Pero no quiero que me digas lo que hay escrito en tu cartón,
no quiero tampoco mirar a ese señor,
no quiero que me digas nunca, mi niña luna, que ese peluche no lo puse yo.

viernes, 17 de noviembre de 2006

Huida

Como cada mañana, entro en la oficina con la cabeza desordenada y unos minutos de más a mis espaldas. Buenos días, buenos días. Miradas esquivas que no me interesa conocer.

Una vez sentada, miro mi mesa. Todo está aquí, exactamente igual a como lo dejé ayer, nada se ha movido. Y yo continuamente planeando sobre el tiempo, deletreando cada instante, cada segundo, como cada palabra. Y la mesa, mi mesa hoy, igual y aquí.

Comienzo a pensar en el movimiento, en lo frágil que puede llegar a ser el movimiento, en lo voluble. En lo difícil de identificar a veces. De pronto una mano comienza a girar unas gafas sobre mi mesa. Hay unas gafas en movimiento sobre una mesa inmóvil desde ayer, y desde mucho antes de ayer. Bajo mi mano seca y detengo el movimiento, las gafas dejan de girar, algo me molestaba.

De repente viene una imagen, una sensación, es un segundo. Es ella. Hoy he soñado con ella. Siempre que jugueteaba con sus gafas sobre la mesa camilla ella las paraba con la mano firme. Me miraba fijamente a los ojos y las hacía dejar de girar. Algo le molestaba.

Hoy he soñado con ella, pero lo único que recuerdo del sueño son sus manos y sus palabras.

Olvido lo que me rodea y comienzo a acariciar con mi pensamiento su suave piel arrugada. Son sus manos de papel. Regodeándome en su tacto, tan fino que parece deshacerse entre mis dedos, evoco su figura menuda y encorvada, su butaca verde, sus ojos maduros y su voz. Esa voz que durante un tiempo era mía, pero que ya estaba comenzando a olvidar. Sé que me habló de un pájaro, de una jaula, de un abrir ventanas, de la libertad...de la libertad ¿de quién?..¿de ella?, ¿de él?, ¿de la mía?....¿de quién?...Sólo sé que me habló de la libertad.

Detengo mis pensamientos. Me voy. Recojo alguna cosa y me voy. Salgo a la calle y comienzo a caminar rápido, más rápido de lo normal. El aire frío congela mis mejillas y eso me gusta. La gente vuelve a parecerme extraña, pero ya no me importa, muchas cosas ahora ya me dan igual.

Me voy, camino rápido y mis manos en los bolsillos se están llenando de palabras, empuño fuertemente para no dejarlas escapar, mis bolsillos se llenan de libertad y parece que van a reventar.

Camino rápido, más rápido de lo normal, las manos llenas en los bolsillos y la gente que hoy ya me da igual. Miro hacia el suelo y veo mis botas sucias, parecen más grandes, no mías, parecen de hombre. No me importa, me gustan, caminan deprisa y me gustan. Me las llevaré. Sí, me las llevaré.

Me voy, me voy hoy y me lo llevo todo, mis botas grandes que caminan más, mis palabras apretadas que quieren salir ya, mis bolsillos llenos que van a estallar, las gafas que han dejado de girar, mi sueño, el tacto de sus manos de papel, su piel...

Me voy, me lo llevo todo. Me voy en tren.