jueves, 23 de noviembre de 2006

Prisas

Despertador, apago los ojos, empiezo a pensar.

Pensar en lo que he soñado, en lo que voy a hacer, en que todo parece más ligero que ayer.

Pensar en que hoy no voy a demorarme tanto en comenzar, en que a ver si llego un par de minutos antes, y así empiezo ya, de una vez por todas a compensar, a compensar los tres, cinco, siete, dos minutos que llego tarde desde hace ya bastante. A compensar esa carrera que nunca le gano al reloj de fichar.

Pero no, siempre se me va el tiempo ya antes de levantar, me engaña, se esconde en la oscuridad y me hace quedarme más, juega conmigo. Luego la ducha, eterna ducha que siempre quiero acortar, no por ahorrar sino por probar ganar al maldito reloj de fichar.

Pero no, ducha eterna, larga se me va. Se me va aquel medio minuto ganado al levantar, ahora ya sin valor. Vuelve el día a ser igual, rápido, tan escurridizo que me deja cosas pendientes otra vez, larga lista de cuentas variadas a sumar. Más.

Y comienza entonces esa nueva cuenta atrás que sólo termina un segundo antes de volver a empezar a soñar.

No hay comentarios: