domingo, 17 de diciembre de 2006

Disfraz

El joven clava sus perlas negras en la mujer. La mira, boca entreabierta insistente exigiendo algo. Cuatro dedos unidos como espadas se adelantan y piden.

Ella, en primer plano calla. Asiente sólo su perfil cansado, y escucha. Parece que ha perdido la mirada detrás de unas gafas de concha oscura que descansan sobre su nariz de vela vieja. Sus labios pegados sostienen la fuerza que no quiere perder. Hoy se los han pintado, los labios, de rojo. Hoy se los han pintado y le han puesto arreglada. Lleva un pañuelo a lunares rojos sobre blanco cerrado al cuello, y una blusa, blancos lunares sobre fondo negro. Le gusta la combinación, le gustan los lunares, aunque se los pongan otros.

Él la mira insistente, es fuerte como sus ojos, y con la boca entreabierta parece pedirle algo.

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