jueves, 24 de enero de 2008

Otra cara y belleza

Vuelve a reinventarse un día en una misma ciudad y vuelve una mujer distinta. Esta vez quizá más bella.

No se arregló ni se pintó más de lo poco normal, no sonríe frente al espejo por la mañana ni a media tarde, no canta, no propone cosas distintas no innova, y se sigue sin considerar original... sólo ha llorado, y eso siempre despeja el fondo de unos ojos. Eso para quien lo sabe ver.

Camina la mujer por las aceras de una ciudad que hoy vuelve a parecerle ajena, que hoy le pesa, que daría lo que fuera por desintegrar de la faz de la tierra un par de horas, no más. Lo suficiente para añorarla, para llegar a querer moverse cómoda por sus calles otra vez. Y las personas pasan, y se cruzan con ella, todos fantasmas a la orden de un semáforo, y encuentra en eso lo único en común con el resto. Ni siquiera tener dos piernas con dos pies, prenderse un cigarro apresurado o subirse el cuello de un abrigo pendiente de cepillar, ni siquiera poner una pisada detrás de la otra, ni siquiera eso es semejante hoy. Sólo es el luminoso de un hombrecito verde o rojo lo que le une a ellos. Parar o andar. Ser obedientes, claro está.

La espalda pesa más hoy, y vuelve el esfuerzo de una adolescente por mantenerla erguida, y parecer más recta, más alta, más segura, más ausente de esa larga lista de complejos disimulados con el esfuerzo de una actriz en pleno apogeo. Y se da cuenta de que solos han ido cayendo uno a uno los jodidos complejos. Y reconoce que en la realidad le repatearía en el alma lucir unos dientes perfectos, una nariz mínimamente recta, unas uñas algo femeninas, decir siempre la verdad, y cruzar por la calle sintiendo que los demás son sus amigos.

Quedémonos con eso. Mira hacia el fondo de sus ojos y dile que está bella, más bella de lo normal. Creo que será suficiente para que sonría... aunque sea de mentira.

7 comentarios:

Inés Infante dijo...

Puede ser terrorífica Valencia, yo creo por la combinación de su amplitud con alguna gente, es fácil sentirse un fantasma y tener que salir corriendo, llorar en el coche.
Después de unos meses fuera, Valencia fue familiar y extraña, como un antiguo amor, lo que más añoré fue su luz…
Hoy la ciudad es más bella, tiene un espejo donde puedo leer y un espacio donde encontrarme puedo

nüSh... dijo...

Fíjese, señora Loredhi,
que a mitad del texto me he detenido y me la he imaginado huyendo al campo.
La he visto en una mínima casita de piedra, en medio de la paz de la montaña, con el frío congelando el vapor de sus labios.
Y estaba feliz, sin añorar ni un momento la crueldad de esa ciudad que a veces la maltrata.


Luego he seguido leyendo, y ya no me ha quedado claro si desea escapar de la urbe, o la necesita tanto que jamás lograría separarse de ella.

Anónimo dijo...

yo por llevar la contraria....valencia no es nada fea,solo hace falta querer verla y esta triste porque le falta su sonriure doña loredon: como puede pensar que es fea....la oliviniftonyon de escolapies, el terror de los quinceañeros y la que vuelve loquitos hasta a los de la hora....y no porque la belleza esté en interior....que es cierto pero su envoltorio no deja nada que replicar....podemos hacer una encuesta al sector masculino.....votaciones tan de moda....a subasta pública!!!!postores a mi. besos mil

Loredhi dijo...

inés infante,

más que una ciudad concreta lo que algunas veces me acobarda es la ciudad como concepto... la convivencia anónima a la que nos sometemos en ella.

Bonita nueva imagen, amiga inés.

Srta. Nüsh,

Es Usted una pequeña gran sabia, ya se lo dije una vez.

Sí, lo de la huida, lo de la montaña es más que evidente. Tengo el lugar elegido ya.

Lo de la ciudad, podemos llamarle relación amor-odio, no más.

brujieurista,

la olifinitonyon... jaja... ya te vale, será por lo rubia. Claro.

Gracias en cualquier caso por tu ánimo optimista e incansable conmigo. Pero no tengo mucho remedio. No obstante te debo.... una tanda larga de birras bien bien frescas y marca blanca por supuesto que ando rebajando la jodienda de la cesta de la compra.

Besets.

D A V I D dijo...

hermana... estás más bella de lo normal

Loredhi dijo...

Hermano,

Qué gracioso y con qué buenos ojos me miras... en cualquier caso: ¿dónde te invito a esas cervezas? ¿en el perro mago quizá?...

D A V I D dijo...

Donde quieras hermana... el perro mago, perfecto