viernes, 6 de febrero de 2009

Fin del trayecto

La mujer camina lenta, arrastra maleta de ruedas azul marino hacia un hotel, es la primera vez que la mujer de la maleta de ruedas se aloja en un hotel sola. Por las piernas le bajan las ganas de cerrar los ojos y muere el alborozo de unas ruedas sobre la alfombra roja. Ha llegado. El hall es claro y rojo, rojo es como la sangre que baja lenta, como la mujer, hasta el zapato… No hay luz…

Querida, hace tanto que no me miras,
hace tanto de tu mirada líquida sobre mí,
te observo de lejos…


La mujer cabizbaja enseña su bono en la recepción del hotel, dos mocasines brillantes le conducen hacia el ascensor, son los últimos pasos de una marioneta de madera. Fin de la primera escena. Le abre la puerta de la habitación… adios adios adios gracias… La moqueta abriga la poca vida de su sombra, la moqueta es del color de la arena de un volcán, la moqueta es lava, llamas en la entrepierna... No hay luz…

Te observo de lejos,
hace días que mortificas los silencios detrás de tus pestañas,
con los labios sellados, mordiéndote las uñas, qué se yo…
hace mucho tiempo que me evitas.


La mujer deja caer sobre la cama su bolso agotado y cierra el asa de la maleta, clic. Se tumba boca arriba y mirando las bombillas recuerda cuando jugaba a que el mundo era al revés, y que el techo era el suelo, y que había que saltar para pasar y que hacia dónde se abrirían las puertas… Imagina que eso fue, que se murió con la niña que se tumbaba boca arriba en un sofá de piel verde. Imagina ahora cómo poner el mundo al revés sin que medio mundo aplaste al otro medio … Imagina que no estuvo ese sofá, duele...

Hace mucho tiempo que me evitas,
hace tanto que no sueño, querida, que lloro seco y gimo,
hace tanto de aquel cielo libertador en las puntas de tus dedos, hace tanto mujer corriente de eso de ti y de mí…


La mujer se sienta, abre el bolso y saca libros llenos de papeles, cruza las piernas sobre la colcha, mira adentro y recuerda la navaja luna clavada en la raíz de la columna vertebral, ahora no…

hace tanto mujer corriente de eso de ti y de mí…

La mujer abre libros abre las hojas dobladas en cuatro puntos cardinales. La mujer lee, toca, huele, lame… muere…

hace tanto mujer corriente de eso...

no, ahora no, déjame llorar.

… ayer, en tu búsqueda áurea, recordaste dos frases, miraste,
miraste y después vuelta a tu cloaca, bella huidiza… con desdén.


La mujer castiga al lagrimal hasta hacerlo explotar de rabia…

Y aquí me encuentro, viejo, encefalograma flácido escribiendo sobre la pared blanca de la última estación…

… Caen gotas sobre el montón de papeles de la mujer entre las manos. Caen gotas rojas como la alfombra que ahogó el traqueteo de unas ruedas de una mujer que lleva una maleta sola.

2 comentarios:

Vicent dijo...

Ahora ya sé dónde iba aquella mujer.

Camina sola una mujer con maleta triste en la mano derecha.


Toni

Loredhi dijo...

Desvelado el misterio, Toni... y no es muy esperanzador que digamos.

Siempre gracias por tus comentarios.