sábado, 4 de abril de 2009

De obsesiones y finales distintos

Loredhi revisa el contenido de su bolso cada vez que cierra la puerta de la casa, es una obsesión por haberse dejado las llaves, o algo olvidado; no sería la primera vez que vuelve a abrir por si se dejó alguna luz encendida, o la nevera abierta, el móvil, o simplemente para mirar, para cerciorarse …. volver a abrir y volver a cerrar la puerta y volver, aún habiéndolas utilizado, a buscar en su bolso las llaves de la casa. Eso no es normal, entonces Loredhi lo llama obsesión, y se queda conforme con la nueva palabra.

Loredhi sueña con los ojos entreabiertos, y sueña raro, sueña historias que no terminan, o si terminan Loredhi olvida los finales si son buenos. Nunca le gustaron los finales obvios y siempre buscó historias diferentes en las que hay perdedores y tramposos y gente sucia, historias en las que se muere el que nadie se imagina y pasan cosas que no tienen solución. Loredhi odia los finales felices y los puzzles terminados, las camas bien hechas, los zapatos brillantes, y muchas de las cosas que están bien en general.

Loredhi abre la puerta de la casa por segunda vez y se asoma a ver si se ha dejado la cabeza en la encimera de la cocina. Cierra y de nuevo mete la mano en un bolso buscando unas llaves que acaba de utilizar, no sería raro que hubieran desaparecido… hasta el asunto más evidente puede tener un final distinto.

2 comentarios:

Tenochtitlán dijo...

hago eso mismito de las llaves
sólo que yo miro una vez más estando en el ascensor

Loredhi dijo...

Srta. Tenochtitlán,

Y yo también, pero eso se lo cuento sólo a Usted...