viernes, 30 de marzo de 2007

Va por ti

Cuando yo conocí a Mario, él ya no estaba.

Me lo presentaste subido a un vagón de tren, mirando a una niña pecosa y rebelde que quería desaparecer del mundo. Que se tragaba sus propias lágrimas mirando por una ventana.

Me lo presentaste abrazado a una guitarra, con su alma de cuerda y madera, intentando amarrar con su voz a esa niña que volaba.

Me lo presentaste con sus ojos azules de payo, y esa piel morena gitana heredada de su madre, de su Granada.

Me lo presentaste ya amándote, cuando en aquel vagón de tren lleno de niña, de pecas, de lágrimas reprimidas, de guitarra y de fanta, decidió dedicar su vida a hacerte feliz, a intentar hacerte feliz.

¿Lo consiguió? sólo tú lo sabes, amiga. Sólo tú conoces el sabor de sus abrazos y de sus silencios, guardados para vosotros dos en una vieja caja de cartón. Abrazos que te siguen llegando callados.

Hoy, me dices, es su cumpleaños. Va por ti Mario, por no haber dejado volar aquel día a la niña rebelde de pecas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Volvió la lágrima, la lágrima nacida del romance distraido en las atrocidades que comete la tristeza cabalgando en tus pupilas, volvió la lágrima que arrasa la finita existencia de mis ganas, volvió la lágrima que trata de regar insaciables desiertos, volvió la lágrima que engulle sombras de vida y me lleva a la búsqueda a la desaparición, volvió masturbando azules con alientos secos, volvió anoche, mientras tú,amiga vomitabas "glop".