martes, 25 de septiembre de 2007

Heridas

Prefirió sentarse en el borde de la acera de la calle Colón a seguir caminando a un milímetro de la caída.

Eso está bien, comienza a dejar el sentido del ridículo en el forro de las prendas, aunque le siga dando mucha vergüenza hacer lo que le da la gana.

Se sentó porque se había mareado, pero ahora piensa que fue lo mejor que le pudo haber pasado en ese día, en ese y en otros muchos que había caminado como una sombra fantasma entre pelos rubios y jerseys de colorines que nada tenían que ver con ella. Lo mejor porque le gusta la dimensión que ahora le está regalando este puto suelo, el más sucio y el más meado de toda la ciudad.

Se mira los zapatos nuevos color chocolate, idénticos a los que había tirado ayer de puro viejos, y las tiritas color azul fuerte con dibujos de la dama de La dama y el vagabundo cubriendo dos rozaduras. Se acuerda de esa película y de cómo le gustó y de cómo no volvió a verla más porque rara vez vuelve sus pies sobre lo andado aunque se trate de una película bonita. Rara vez quiere decir que hay excepciones.

Se acuerda también de que no le gusta reconocer que los zapatos nuevos siempre le hacen heridas, porque le da vergüenza llevar heridas y que la gente lo sepa, o quizá lo que no le guste es reconocer que estrenó algo nuevo que le hace daño. Aguanta y piensa que se le hará una costra que ella se empeñará en quitar antes de tiempo hasta que al final quede una marca. Otra marca más escondida.

Mira los pies y los zapatos que le pasean cerca y a todos los ve más originales, más llamativos y mejor combinados que los suyos. Pero no los cambiaría. Bueno, alguno sí, pero sólo por un ratito y a solas. No ve tiritas azules con dibujos de la dama tapando rozaduras, y ni siquiera ve aquellas tiritas horrendas del color de la carne que siempre odió encontrar en el sucio suelo de los lavabos de azulejos blancos y negros.

Y se pregunta, absurda, dónde esconderá la gente sus heridas.

7 comentarios:

Eva Gaos dijo...

Las personas hacemos un tiovivo de sonidos, luego ahogamos con almohada de mentiras su música, se nos hacen huecos en el centro y alli es donde dejamos las heridas, almidonadas y bien planchadas, las disfrazamos con traje de Domingo y dejamos que suene suave una nana; algunos, dejan velas encendidas, por si la oscuridad les da miedo.

Anónimo dijo...

Siempre he pensado que a los zapatos nuevos, como a los caballos, hay que domarlos aunque en el empeño nos salgan heridas. Es la única forma que conozco de hacer unos zapatos tuyos...aunque al final a quien se doma es a tus pies.

Anónimo dijo...

odio reconocerlo pero todos tenemos heridas...yo lo oculto bajo la risa. caparazon de cangrejete....y los zapatos....los de chaplin.yo tambien repito el mismo modelo, si me siento bien con ellos, no los suelto mas que para dormir, incluso alguna vez caí con ellos puestos, por eso al final mueren con mil historias, incluso dos mil, si mis zapatos hablaran....pobrets, reconozco que los maltrato.son los zapatos de sanfernando, un ratito a pie y otro caminando.y de larga duracion alcalina.
tambien me siento en el suelo.Nada como una perspectiva diferente. ver de abajo a arriba me mola mas que de arriba a abajo, por si caigo....compré el muelle que rebota!!!y dicen que tu panza explota. relamerse las heridas es de listas y si hay que poner tiritas las mejores estampadetas.yo soy de pluto,peces y mariquitas siempre en colores estridents. facilona de engañar: no hay dolor y hoy tengo los ojillos brillantes.mil besets

Anónimo dijo...

Entre la calle Colón y la vieja estación de autobuses me siento como en casa leyéndote.
Los zapatos nuevos son como un nuevo-a amante,hay que ir moldeándolos a nuestro gusto y aun asi, pero la rozadura no tela quita nadie.

Loredhi dijo...

evita,

La imagen de una herida disfrazada de traje de domingo me produce escalofríos, amiga. No gustar. Miedito mamá.

Prefiero una costra arrancada antes de tiempo.

lu,

Yo también peleo por hacer a mis zapatos míos, en plan bruto.

Pensaré lo de domar a mis pies.

rebruji,

Mi caparazón a menudo se me clarea ¿sabes? pero no importa, también soy mujer de zapatofijo.

Fundamentales ojillos brillantes para rodar, aunque sea con tiritas.

disgusto,

Me alegra que te sientas en tu casa, a mí también me gusta la tuya.

Mujer avispada, captaste enseguida el mensaje...

el de la herida.

Inés Infante dijo...

Creia que era la unica a la que SIEMPRE le hacian heridas los zapatos nuevos, y proyectando mas inseguridades sobre los zapatos miro los de las demas...mas bonitos, originales y mejor conjuntados,

y tambien los cambiaria un ratito a solas...

y tambien paso miedo mientras ando por la calle colon y a veces tengo q pararme o esconderme...

y tambien...

mujeres tiovivo

Loredhi dijo...

i,

Y también... hay tantos lugares comunes que nos estaríamos sorprendiendo a cada minuto.

Heridas, inseguridades, algunas veces escondidas... hasta esas piedras van haciendo pared, hasta esas.