sábado, 3 de febrero de 2007

Poética caída

El resuello llama a la puerta de tu vida y suspira cansado de ofrecerte sus manos. Te tumbas boca arriba, y roza un caballo con antorchas las paredes de tu cama y te olvidas, y flotas rompiendo a conciencia los trozos de vida que no te gustaron y los apartas lentamente, dejando libre en el pecho un hueco de nieve que corta la sangre. Sangre caliente que derrama las gotas y no llega al hueco que dejó la herida. Herida de nieve.